Decreto número 1344
El Congreso de la República de Guatemala
CONSIDERANDO:
Que Tecún Umán, egregio personaje de la Historia de Guatemala se perfila en sus anales como supremo Héroe Nacional;
Por tanto,
DECRETA
Artículo 1º -Se consagra a Tecún Umán, Héroe Nacional y símbolo de la defensa de la nacionalidad guatemalteca.
Artículo 2º -Para honrar su memoria, declárase el 20 de febrero de cada año Día de Homenaje a Tecún Umán. Las instituciones y los establecimientos públicos y privados de enseñanza, realizarán anualmente en esa fecha, actos cívicos en honor de aquel eximio representativo de la raza autóctona.
Artículo 3º -Se declara de urgencia nacional, la erección de monumentos que perpetúen la memoria del Héroe Nacional.
Dado en el Palacio del Organismo Legislativo: en Guatemala, a los veintidos días del mes de marzo de mil novecientos sesenta.
jueves, 11 de febrero de 2010
Rajop Achij Tecún Umán, Héroe Nacional
Cuenta la leyenda que en el año 4 Caña ó 1524, los zahorines K´iche´, predijeron los días nefastos que caerían sobre el territorio mesoamericano protegido por el nahual Gucumatz o Quetzal Serpiente. Así vieron y así dijeron: ¨Del otro lado del agua vendrá el tiempo de asombro y el tiempo de sufrimiento a la tierra del venado de Yucatán. A la tierra de Gucumatz -el del vasto plumaje ístmico- a los dominios de los naturales, a disputar su protección, a acabar con el tiempo del sosiego; a esparcir sangre; a despojar el verde de Gucumatz, a robar el verde, a robar el azul, a aniquilar la dicha. Verdaderamente, así acusaban¨.
Por aquella época gobernaban en Gumarcaj los reyes k´ichés Oxib-Queh y Beleheb-Tzi, la duodécima generación, según el Popol Vuh, reyes que perecieron en manos de los dzununes o extranjeros. Pero, antes de que ocurrieran estos hechos los indígenas tuvieron que pelear duro y sacrificar muchas vidas en aras de conservar su libertad. Los relatos que dan cuenta de esta Historia quedaron plasmados en los libros sagrados del ¨Popol Vuh¨, ¨El Memorial de Sololá¨y en el ¨Título C´oyoi¨. En ellos se cuenta, entre otros hechos históricos, de la grandeza y valentía del Rajop Achij Tecún Umán. Este príncipe guerrero k´iche´ era nieto (umam) del Ajpop o Rey K´iche´ Quicab, que residía en un paraje llamado Tzijbachaj, en Mak´iná (hoy Chuimekená) lugar de fuentes termales en Totonicapán. Antes de ser enviado a la guerra, Tecún fue llevado a El Quiché, donde, a través de una ceremonia que duró siete días, se le otorgaron poderes, se le rindieron homenajes y le ungieron con los colores ceremoniales rojo y amarillo. Así fue cargado y presentado a las casas reales por todo el sitio fortificado de Utatlán. Al poco tiempo, partió hacia Xelajú para enfrentar a los Dzununes o extranjeros
Siete grandes combates tuvieron lugar antes de que los indígenas cayeran dominados por los españoles. El primer combate sangriento se llevo a cabo a las orillas del Río Tilapa. De allí se desplazaron hacia Zapotitlán, Xuchiltepequez (actualmente Suchitepéquez).
La tercera gran batalla sucedió en la cuesta que sube a Quetzaltenango (hoy llamada de Santa María de Jesús), donde se impusieron a las fuerzas comandadas por el capitán español Pedro de Alvarado. Sin embargo, la guerra todavía no estaba ganada, tres batallas más habrían que pelearse alrededor de Olintepeque. En este sitio, el príncipe Azumanché, uno de los héroes y capitán de las fuerzas k´iche´luchó con ahinco, pero cayó muerto en el frente y fue tanta la sangre derramada en el lugar, que las aguas del Río Olintepeque se tiñeron de rojo, por eso le llamaron Xequijel, que quiere decir ¨Río de Sangre¨.
En la séptima y última batalla, librada en febrero de 1524 en los Llanos de Urbina, Quetzaltenango, tuvo que asumir el mando el príncipe guerrero Rajop Achij Tecún Umán. Pero, el capitán Pedro de Alvarado o Tonatiuh, el hijo del sol, como fue nombrado por los indígenas, optó por cambiar la estrategia militar dividiendo las huestes indígenas en dos frentes. Uno de ellos lo dirigieron Pedro de Portocarrero y Juan de Chávez; el otro estuvo a su mando. Allí se hallaron frente a frente el gran guerrero k´iche´y Tonatiuh.
Mientras estos titanes se enfrentaban un quetzal volaba sobre Tecún Umán para protegerlo. El príncipe guerrero atacó tres veces al capitán y en uno de ellos acertó un golpe mortal sobre su hermoso caballo blanco, que murió en el acto. Sin embargo, Alvarado se incorporó logrando, en un movimiento rápido, herir mortalmente con su lanza el pecho del valiente guerrero indígena, cayendo al instante, junto a él, el Quetzal y desde entonces se dice que esta ave conserva el color rojo en su pecho.
Después de morir, el cadáver de Tecún Umán fue llevado al sitio sagrado de Pakaj que quiere decir ¨en el cielo¨o ¨lugar de hombres¨, en el volcán Siete orejas. La leyenda reza que Tecún Umán todavía se encuentra allí, resguardado por el espíritu del volcán hasta que ¨Corazón del Cielo¨lo despierte y el héroe baje nuevamente para pelear por su pueblo.
Edición y Redacción. Morales Barco, Frieda Liliana
Por aquella época gobernaban en Gumarcaj los reyes k´ichés Oxib-Queh y Beleheb-Tzi, la duodécima generación, según el Popol Vuh, reyes que perecieron en manos de los dzununes o extranjeros. Pero, antes de que ocurrieran estos hechos los indígenas tuvieron que pelear duro y sacrificar muchas vidas en aras de conservar su libertad. Los relatos que dan cuenta de esta Historia quedaron plasmados en los libros sagrados del ¨Popol Vuh¨, ¨El Memorial de Sololá¨y en el ¨Título C´oyoi¨. En ellos se cuenta, entre otros hechos históricos, de la grandeza y valentía del Rajop Achij Tecún Umán. Este príncipe guerrero k´iche´ era nieto (umam) del Ajpop o Rey K´iche´ Quicab, que residía en un paraje llamado Tzijbachaj, en Mak´iná (hoy Chuimekená) lugar de fuentes termales en Totonicapán. Antes de ser enviado a la guerra, Tecún fue llevado a El Quiché, donde, a través de una ceremonia que duró siete días, se le otorgaron poderes, se le rindieron homenajes y le ungieron con los colores ceremoniales rojo y amarillo. Así fue cargado y presentado a las casas reales por todo el sitio fortificado de Utatlán. Al poco tiempo, partió hacia Xelajú para enfrentar a los Dzununes o extranjeros
Siete grandes combates tuvieron lugar antes de que los indígenas cayeran dominados por los españoles. El primer combate sangriento se llevo a cabo a las orillas del Río Tilapa. De allí se desplazaron hacia Zapotitlán, Xuchiltepequez (actualmente Suchitepéquez).
La tercera gran batalla sucedió en la cuesta que sube a Quetzaltenango (hoy llamada de Santa María de Jesús), donde se impusieron a las fuerzas comandadas por el capitán español Pedro de Alvarado. Sin embargo, la guerra todavía no estaba ganada, tres batallas más habrían que pelearse alrededor de Olintepeque. En este sitio, el príncipe Azumanché, uno de los héroes y capitán de las fuerzas k´iche´luchó con ahinco, pero cayó muerto en el frente y fue tanta la sangre derramada en el lugar, que las aguas del Río Olintepeque se tiñeron de rojo, por eso le llamaron Xequijel, que quiere decir ¨Río de Sangre¨.
En la séptima y última batalla, librada en febrero de 1524 en los Llanos de Urbina, Quetzaltenango, tuvo que asumir el mando el príncipe guerrero Rajop Achij Tecún Umán. Pero, el capitán Pedro de Alvarado o Tonatiuh, el hijo del sol, como fue nombrado por los indígenas, optó por cambiar la estrategia militar dividiendo las huestes indígenas en dos frentes. Uno de ellos lo dirigieron Pedro de Portocarrero y Juan de Chávez; el otro estuvo a su mando. Allí se hallaron frente a frente el gran guerrero k´iche´y Tonatiuh.
Mientras estos titanes se enfrentaban un quetzal volaba sobre Tecún Umán para protegerlo. El príncipe guerrero atacó tres veces al capitán y en uno de ellos acertó un golpe mortal sobre su hermoso caballo blanco, que murió en el acto. Sin embargo, Alvarado se incorporó logrando, en un movimiento rápido, herir mortalmente con su lanza el pecho del valiente guerrero indígena, cayendo al instante, junto a él, el Quetzal y desde entonces se dice que esta ave conserva el color rojo en su pecho.
Después de morir, el cadáver de Tecún Umán fue llevado al sitio sagrado de Pakaj que quiere decir ¨en el cielo¨o ¨lugar de hombres¨, en el volcán Siete orejas. La leyenda reza que Tecún Umán todavía se encuentra allí, resguardado por el espíritu del volcán hasta que ¨Corazón del Cielo¨lo despierte y el héroe baje nuevamente para pelear por su pueblo.
Edición y Redacción. Morales Barco, Frieda Liliana
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