A la orilla del camino
en un valladar florido
a la vuelta del molino,
está el terreno querido.
Allí abundan las gallinas,
los ciruelos y manzanas;
nacen fuentes cristalinas
que cantan por las mañanas.
Los senzontles hacen gala
de su garganta de oro,
alaban a Guatemala
en su bullanguero coro.
Parece que está de fiesta:
dan al vuelo las campanas,
las montañas en su cresta
tienen nieve en las mañanas.
Jugando y Cantando. CLEMENCIA MORALES TINOCO
Editorial ¨José Pineda Ibarra¨ 1966
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